Inés María Correa, asistente social que trabaja desde los años setenta con menores, narra las jóvenes vidas que no le importan a nadie: ni al Estado, ni a sus familias, ni siquiera a ellos mismos. Son los llamados "chicos de la calle", niños que nacieron, viven y trabajan en las calles de las grandes ciudades. Hijos y nietos a su vez de otros ex niños en situación de calle, ya conforman una tercera generación que se va naturalizando dentro del paisaje urbano como una herida abierta que no cicatriza.