Un día, el abogado pro-maquinista Héctor Pons recibe una extraña llamada. Es un preso de la cárcel de Castelldefels. Su nombre es Zen y le pide a Héctor que le defienda, ya que ha sido acusado del asesinato de Pau Quentin, padre de la creación, desarrollo y programación de entes vivos, de vida artificial inteligente. Zen era el secretario personal de Pau Quentin y, a pesar de tener todo en su contra, asegura ser inocente. Además, es un sintético, un vai de tercera generación, lo que le complica aún más las cosas. Héctor, intrigado con el caso, acepta defender a Zen. El juicio empieza, y Héctor, con la yuda de Sira, su novia, descubre toda la verdad del caso: el propio Pau Quentin es el asesino de un clon que él mismo creó previamente a su imagen y semejanza. Salen victoriosos del caso y Zen queda libre.
