Con una canción de cuna y un poema de mascotas, papá y mamá, la abuela y el abuelo, la tÃa y el tÃo hablan quedito para que el resplandor de la luna entre en el cuarto de los niños y las niñas, a quienes aman hasta el infinito; conversan de sus propias historias y escuchan sueños, miedos y anhelos. A los más pequeños no les cansa oÃr lo mismo y lo mismo toooodos los dÃas y toooodas las noches; los más grandes aprenden las rimas y las repiten; algunos les ponen música conocida, o inventada por ellos, en un reto artÃstico.