ôBondad, libertad y amor divinos se entrelazan en el sustrato último de cuanto nos rodea (à). Dios no quiere esclavos, ni simples receptores de bienes de los que en realidad no participan ûen el espíritu no entra nada sin que la voluntad le abra caminoû, sino amigos (Jn 15, 14-15), personas que se conmueven al saberse amadas y que aman a su vez, que reconocen la grandeza del amor divino y que responden a la llamada que toda declaración de amor trae consigo con la libre decisión de acoger esa declaración y corresponder a ellaö. (Prólogo de José Luis Illanes) * * * Estas líneas están pensadas para todas aquellas personas que buscan una orientación de fondo para su propio discernimiento vocacional; quienes, comprometidos en tareas de acompañamiento espiritual, buscan formación en esta materia; en fin, para todos los que quieren hacer una reflexión pausada y profunda sobre el sentido vocacional de la vida humana, un camino marcado por las huellas de amor y de servicio que nos ha dejado Jesucristo.
