Las novelas policiales de Edgar Wallace se diferencian de la corriente de la Âônovela problemaÂö o Âônovela enigmaÂö, donde se supone que el lector dispone de todos los indicios necesarios para resolver por s¡ mismo el misterio, rivalizando as¡ con el protagonista de la narración, generalmente un detective aficionado. No obstante, Wallace s¡ brinda frecuentemente al lector la posibilidad de ejercer sus propias dotes de detección. En sus novelas prepondera la acción sobre el análisis. Esto se debe a que, como cultivador del thriller (narración inquietante), Wallace da preferencia a la tensión dramática y a la unidad narrativa sobre la lenta exposición de indicios caracter¡stica de la Âônovela enigmaÂö. Esta estructura externa ha llamado a menudo a enga?o a los cr¡ticos, que han cre¡do ver en él más un autor de novelas de aventuras criminales que un cultivador de novelas detectivescas. En Wallace, los elementos del enigma están diluidos en la acción. Son sucesos aparentemente incongruentes, y es precisamente esta incongruencia la que actúa como acicate de la curiosidad del lector. Solo al final encajan las piezas d