No hay página de Chesterton que no contenga una felicidad, observó Jorge Luis Borges, lector admirado del publicista inglés. Muchos, en efecto, hallazgos afortunados encierra El Defensor (1904), primera recopilación de artÃculos periodÃsticos publicada al inicio de su dilatada carrera como escritor de prensa, e inédita en español hasta el momento. Chesterton se erige ya en tan temprana edad en defensor de causas perdidas o baladÃes para la opinión dominante desde los planetas a los esqueletos, la heráldica, la novela policiaca o el patriotismo, extrayendo de ellas una profusión de ideas no solo brillantes, sino profundas y asombrosamente certeras. Su original y contrario prisma, revela siempre, con la más seductora de las prosas, verdades oscurecidas u olvidadas, que siempre estuvieron ahÃ, pero que la atención embotada se niega con contumacia a ver, también hoy. En El Defensor, el joven orador y escritor sienta las sólidas bases argumentales sobre las que más adelante desplegará todo su potencial como polemista, esgrimiendo siempre los argumentos de razón alegre y confiadamente. En estos artÃculos primerizos, está ya todo Chesterton, un universo en expansión de la creación literaria, del pensamiento y de la crÃtica que el lector disfruta como de una fiesta que no deja resaca.