Ahora te contaré todo. Has de saber que la misma borrasca que volcó mi barquilla, echó también a pique a un barco mercante. Los marineros se salvaron todos, pero el barco se fue a pique y el tiburón, que ese dÃa tenÃa un apetito excelente, se tragó también el barco, después de tragarme a mÃ.