Tom debe viajar a casa de unos tíos durante las vacaciones para "huir" de su hermano, que tiene el sarampión. La casa es pequeña y no tiene jardín. Tom está enfadado e intuye que se va a aburrir de lo lindo. Pero una noche oye que el reloj de pared toca trece campanadas y cuando baja al vestíbulo, encuentra una puerta que da a un hermosísimo jardín. Allí hay unos niños, una doncella, un jardinero, pero nadie parece darse cuenta de su presencia... hasta que encuentra a Hatty, una niña de la que se hace amigo.
A partir de ese día, baja todas las noches y comparte mucho tiempo con Hatty. Poco a poco, Tom comprende que Hatty vivió allí hace muchos años y que esas extrañas noches son secuencias del pasado de la casa. El último día, antes de regresar a su hogar, Tom conoce a la señora Bartholomew, la anciana dueña de la casa, que vive en el apartamento superior, y hace un gran descubrimiento: la anciana es Hatty de mayor.
